Los griegos fueron todavía más dominadores en el segundo choque por la final Intercontinental ante el Pinheiros de Brasil. Ganaron 86-69 y mantuvieron el título en Grecia.
Tras la demostración de calidad de Vasilis Spanoulis el viernes por la noche, dándole el primer punto de la final interncontinental al Olympiacos frente a Pinheiros, griegos y brasileños volvían a enfrentarse este domingo por la mañana, justamente con la diferencia del encuentro ya jugado, que beneficiaba especialmente a los visitantes, que desconocían el juego local.
Barzokas decidió salir con una formación titular atípica, con Spanoulis y cuatro habituales suplentes, pero igual, el excelente entendimiento de juego como equipo que tienen los griegos les permitió dominar el inicio con su defensa, ahora más interesada en Stallworth, la principal vía anotadora local.
De todos modos, al no entrar Pinheiros tan nervioso como el viernes, y no tan desbocado Paulinho, sumado a una buena racha de Tavernari y Stallworth en ataque, hicieron que el local aguantara el sofocón inicial (13-20) y cerrara el primer cuarto apenas 1 abajo (21-22).
La situación era clara: un equipo jugaba básquetbol internacional de alto nivel y el otro, básquetbol individual, antiguo, de la vieja guardia brasileña. Eso, a este nivel, se paga y rara vez los resultados se confunden. Mientras que los griegos, sin ser una maravilla, aprovechaban su buen manejo del balón (pese a no ser un equipo particularmente talentoso), los brasileños hacían juego de media cancha, con cortinas a los tiradores, y poco más.
Printezis le dio el toque de agresividad interior que necesitaban cuando hizo falta y Olympiacos, que llegó a ir perdiendo 23-22 en el arranque del segundo parcial, puso un 8-0 para volver a despegarse 30-23.
Lo peor que mostraba Olympiacos era su irregularidad. Spanoulis seguía intrascendente (aunque sabiendo todos que, cuando fuera realmente importante, aparecería), y Pinheiros, mal que mal, aprovechaba esos momentos, por eso igualó en 30 con la única racha positiva de Toyloy en lo que iba del torneo, con dos dobles seguidos. El bajísimo nivel de su juego interior seguía siendo clave para que los brasileños no pudieran aspirar a más.
Cada vez que Pinheiros se ponía en juego, Olympiacos apretaba un poco y recuperaba el dominio, básicamente iniciando con pick and roll que terminaban con algún corte de sus internos en la pintura para culminar en bandeja o volcada. Básquet puro. La primera mitad, por ese buen cierre visitante, fue para Olympiacos 40-33.
No hubo grandes modificaciones de fondo en el tercer cuarto. Es que, ante mismos problemas, Pinheiros ofreció mismas soluciones, que habían fallado, con lo cual los resultados no cambiaron. Sin una defensa sólida e inteligente, pero sobre todo sin nada organizado ofensivamente, sus chances eran únicamente errores del rival, que cuando no los cometió, llevó el juego a una diferencia de 14 rápidamente (44-58).
Más allá de algunas desconcentraciones momentáneas de los griegos tras sacar una máxima de 21 (73-52), que le dieron la chance a Pinheiros de ponerse a 13, la distancia entre ambos equipos fue muy grande, sin equivalencias, no solamente por la diferencia en las plantillas y en los entrenadores, sino también por la ausencia clave de un jugador al menos importante en la pintura para Pinheiros.
Olympiacos ganó el segundo enfrentamiento 86-69, y se consagró campeón de la Copa Intercontinental sin discusión. Printezis, con 16 puntos, fue el goleador del ganador y Stallworth del partido (27) y de la serie (53).
Estadísticas oficiales del partido
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Fuente: Fabián García (Básquet Plus)
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